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Estos días se celebra el asesinato y la supuesta resurrección de Jesús de Nazaret.
Pero dicha resurrección no fue verdadera. Y lo voy a demostrar.
Basta leer atentamente la Biblia para darse cuenta de que Jesús conocía las profecías con respecto al Mesías, al Ungido o el Cristo (los tres términos significan lo mismo) y que las siguió a pies juntillas, de hecho, principalmente, lo que Jesús hizo en sus años públicos, fue unir, mediante sus pasos, la línea de puntos que formaban dichas profecías.
Esperando resucitar, pero eso no ocurrió. De haber ocurrido las cosas se habían desarrollado de forma completamente distinta.
Y el pueblo también conocía las profecías, por eso siguió y cumplió la de Zacarías 9, 9 y cantó de alegría cuando un supuesto Mesías entró en Jerusalén en un borriquito.
Se puede interpretar que Moisés fue el primero en anunciarlo en Deuteronomio 18, 18-19. Pero, en verdad, estrictamente mirado, se refiere a un profeta.
En 2 Samuel 7, 12-13 Dios, supuestamente, habla a David y le promete una descendencia eterna en el trono de Israel. Idea que repite el Salmo 89, 4.
Cosa que no se cumplió, como evidencia la historia.
En Isaías 7, 14 y Isaías 8, 8-10 menciona a un tal Emanuel que como un ave cubrirá con sus alas toda la Tierra. Pero Jesús no se llamó Emanuel.
En Isaías 9, 1-6 se ahonda en dicha profecía, se espera que tenga algo que ver con Galilea, lo pinta de salvador de tinieblas, de esclavitud, de opresión, de tiranía, que se supone que gobernará, y se denominará admirable en sus planes, Dios invencible, padre eterno, príncipe de la paz.
No es solo hijo de Dios, o su simple enviado, sino que es Dios mismo.
En Isaías 35, 1-6; no se habla de gobernar o de reinar, pero sí describe bastante bien lo que se puede esperar del tal enviado de Dios, y que se dice que Jesús cumplió muy bien, por lo que cuenta la Biblia.
Isaías 40, 1-5 también trata de dicha misión salvífica, pero no se incide en lo de reinar, aunque el final de Jesús no resultó nada glorioso. Porque no pudo resucitar.
Sí, por el contrario la supuesta profecía de Isaías 49, 6-7, si los reyes y príncipes cuando lo vean le harán reverencia es que estará por encima de ellos.
También Isaías 53 da a entender que el dicho Mesías sería una suerte de gobernante exitoso y con descendientes.
Igual con Jeremías 23, 5, pero quien lo sucedió de tal suerte fue Salomón y no Jesús.
En Miqueas 5, 2 anuncia la proveniencia belenita de un gobernante de israel descendiente de una antigua familia. Y ninguna de esas dos últimas condiciones se cumplieron en Jesús. Yo dudo de que la primera (lo de nacer en Belén) fuera cierta.
Está claro que Jesús no gobernó jamás Israel, como se esperaba y como habría ocurrido sin ninguna duda de haber vencido a la muerte y resucitado. Porque Jesús siempre dio la cara, se enfrentó valientemente a la tortura y a la muerte en un instrumento de atroz sufrimiento... ¿Por qué motivo iba a rehuir la toma del trono que le era prometido y que él mismo anunciaba?
Salir como un cohete hacia el cielo (que entonces era inalcanzable, por eso ubicaban allí a sus diosas y dioses, ahora sabemos que es letal, y que no hay vida posible en él) no le pegaba.
Y de no haber alcanzado los 40.000Km/h no pudo escapar de la gravedad terrestre.
Se había quedado en órbita o vuelto a caer.
Es lo que nos dice la física.
Más de la mitad de las personas que han perdido a su ser más amado lo ven durante el año que sigue a su óbito.
Y no dudo de que María De Magdala (Mara Mariamne) lo hubiese visto. Hasta otros de sus supuestos (y falsos) discípulos.
Pero eso no es más que sugestión, como el Sol que vieron danzar miles de personas el sábado 13 de octubre de 1917 en Fátima. El problema es que, siendo mediodía en Portugal, el resto del planeta (o casi) habría tenido la ocasión de ver ese mismo Sol bailar, pues hay uno solo.
Millones de personas habrían visto el Sol bailar.
Y no ocurrió.
Bueno, sí, el Papa del momento, varias veces, lo vio bailar las semanas siguientes de haberlo anunciado el acontecimiento portugués.
Sugestión.
Hasta este texto de Mateo nos da la pista de la falsedad de la resurrección, me refiero a Mateo 28, 11-15, que suena a excusatio non petita, es decir a acusatio manifesta.
Y es que el documental La Tumba Perdida De Jesús (producida por James Cameron y protagonizada y dirigida por Simcha Jocobovici, visible en Youtube, recomiendo la versión completa de unos 102 minutos) nos revela que el cadáver de Jesús lo llevaron de la tumba virgen y provisional de José De Arimatea (muy próxima al Gólgota) pero entre el año -30 y el 70 (un siglo exacto) la gente judía tuvo la costumbre de enterrar sus muertos en cuevas familiares. Al año, tomaban los huesos, poniéndolos en un osario en nichos de la misma cueva, completaban el funeral y el duelo.
Y un viernes de abril de 1980 fue descubierta en Talpiot, a medio camino entre Jerusalén y Belén una tumba que no pudo pertenecer más que a la familia de Jesús, habiendo en ella osarios de: 1. Yeshua bar Josefé; 2. Mariah (latinización exclusiva del extendido nombre Miriam); 3. Mara Mariamne (la forma en que los íntimos llamaron a María De Magdala); 4. Josa (apodo inusual de su hermano); 5. Matiah; tres osarios anónimos (de 6 a 8); y, 9. un osario que anunciaba Jaime hijo de José hermano de Jesús que estuvo perdido unos años, pues de los 10 osarios encontrados en dicha tumba, solo 9 se pudieron analizar, uno desapareció en el momento de llevarse los osarios de dicha tumba y coincide con el aparecido años después en un mercado.
Para terminar, había un osario más, en que ponía Juda bar Jeshua. Y las pruebas de ADN no se pudieron hacer pues el ADN nuclear (el propio) no era apto.
Sus discípulos, como muy bien excusa Mateo en el último capítulo de su evangelio, como era habitual y de esperar, transportaron a Jesús a Talpiot, a la cueva familiar.
De todos modos, dicho documental presenta varios errores:
1- El primero es considerar las genealogías de José que aparecen en Mateo 1 y en Lucas 3 los de Jesús, a través de Padre y Madre, respectivamente. Pero las mujeres no exhibían su genealogía en la machista y patrilineal Judea. Y en ambos textos se termina en José, que no fue el padre de Jesús. En ninguno de ellos en María.
2- El segundo error es no caer en que el galón y el círculo que habían grabado en el entrada a la cueva era el ichthys típico de los supuestos (y falsos) seguidores de Jesús hasta el siglo IV, cuando se empezó a emplear la cruz como emblema. Una vez abandonada la crucifixión (en el 311 oficialmente) como forma de ajusticiamiento.
3- El tercer error, es considerar que Jesús en la cruz a quien le dice ahí tienes a tu madre (tras decirle a la mujer, ahí tienes a tu hijo) era a este tal Juda bar Jeshua. Pero eso no tiene ningún sentido. En esos momentos no va a desperdiciar sus escasas fuerzas para decir lo obvio. Sino que al infante Juan lo puso en manos de María (fuera Magdalena o fuera a su propia madre). Juan estaba allí porque era un niño y su forma de contar la vida de Jesús y lo que dice de él lo sostienen.
4- El cuarto, que no aparece en dicho documental sino en una secuela más corta, donde Simcha aparece desdiciéndose de las conclusiones del primero, pero con argumentos nulos. Suena a excusa forzada generada mediante presiones, amenazas o sobrornos. Se puede entender que a las autoridades judías no les interesa nada la aparición de la tumba y de los restos de Jesús y familia.
Así que Jesús no resucitó, no entonces. Murió el viernes 3 de abril de hace 1992 años.
Pero sí que podemos resucitar su proyecto y su mensaje, ese de justicia social, de liberación y de democratización de los bienes (Lc 4, 16-21 basado en Isaías 61, 1-4, en Levítico 25, 8-31+52, en Éx 21, 2 y en Éx 23, 10-12; Mt 5, 3-12; Mt 19, 16-24; Mc 10, 17-25; Lc 6, 20-23; Lc 11, 20; Lc 12, 33; Lc 17, 21; Lc 18, 18-24... aunque solo para esclav@s hebre@s), que Jesús olvidó, dejó de lado, en favor de un atajo de muerte y supuesta gloriosa resurrección que jamás ocurrió.
Porque Jesús prometió volver antes de que los presentes (en el lugar y momento en que lo dijo) terminaran de morir (Mt 16, 27-28; Mt 24, 34; Mc 13, 30; Jn 21, 22-23). Lo que tampoco ocurrió. Es evidente. Y menos en gloris de Dios y en medio de un ejército de ángeles y como rey (Mt 16, 27-28).
Jesús no resucitó, pero lo podemos resucitar (no solo su mensaje y proyecto antes citados), pues, como él mismo anunció, cada vez que le hagamos bien al prójimo, se lo hacemos a él mismo (Mt 25, 31-46).
Gerttz